Patrimonio de la Protohistoria

El comercio con unos habitantes venidos de fuera a las costas malagueñas; los fenicios, y las implicaciones que las influencias de estos y otros pueblos mediterráneos tuvieron en los habitantes originarios de nuestras tierras hicieron que una nueva época se iniciara: la protohistoria y dentro de ella el mundo íbero, sin duda uno de los más florecientes y que más restos históricos nos ha dejado. Aparte de los numerosísimos pequeños asentamientos de la época en las zonas de Peñarrubia, Nina, etc., sin duda el lugar más importante de esta época es el Recinto fortificado u "Oppidum" de Los Castillejos.

Este lugar debió ser el centro de un territorio que abarcaría, al menos, la mayoría de la actual comarca del Guadalteba y que, con el apoyo de otros asentamientos secundarios, posiblemente dependientes de Los Castillejos como El Cerro del Almendro, El Castillón de Gobantes o el Espolón del Guadalhorce (estos dos últimos en el actual Término Municipal de Campillos), controlaría todos los terrenos adyacentes mediante la explotación de un sistema económico basado, principalmente, en la agricultura y la ganadería. Las aristocracias íberas se asentarían en estos centros principales (en Los Castillejos debía vivir el Rey o Jefe del territorio) y serían las que controlarían el comercio con los pueblos colonizadores asentados en la Costa, intercambiando bienes denominados "de prestigio" como cerámicas de lujo y otro tipo de manufacturas por materias primas de nuestra zona.

Sin duda este sistema sufriría evoluciones y cambios a través de los siglos que dura la protohistoria, pero sin duda ninguno tan importante como aquél que propiciaría el final del sistema descrito, como consecuenca de la invasión de la Península Ibérica y la llegada a nuestras tierras de otro pueblo invasor que llegaría para quedarse: los romanos.