Patrimonio de la Prehistoria

Posiblemente, los primeros habitantes humanos que poblaron nuestras tierras lo hicieran en torno al millón de años antes de Cristo. Estos primeros tebeños que se dedicaban al carroñeo, la caza y la recolección de vegetales, se establecieron de forma nómada, en las inmediaciones de los ríos y arroyos de donde sacaban la mayoría de los instrumentos que utilizaban para sus quehaceres diarios.
Aun hoy, si nos damos un paseo por cualquier tramo del Río Guadalteba, podremos comprobar que ambas orillas están llenas de instrumentos de sílex (pedernal) que se utilizaban para los más variados trabajo.

Durante cerca de medio millón de años de una época conocida como Paleolítico, el hombre vive en nuestras tierras de una forma bastante similar, aunque poco a poco va evolucionando y especializando sus materiales de trabajo hasta que en un momento dado, más o menos en torno a 6000-5000 años A.C. se asiste a una revolución en los modos de vida que cambiará por completo la historia y que ha venido en denominarse Neolítico:
Estos cambios suponen las primeras evidencias de agricultura y ganadería que encontramos en lugares como la Cueva de las Palomas o las inmediaciones del paraje de Gangarrilla ("Llano Espá").
Así los huesos de animales domésticos como la cabra o la oveja y los restos de un trigo primitivo hallado en la cueva señalada nos indican que los hombres van dejando la caza y la recolección como únicos medios de vida y van asentándose en el territorio para cultivarlo y para criar sus animales.
También los hallazgos de cerámica en la misma cueva o en el Llano Espá, junto a los omnipresentes utensilios de piedra pulimentada (en particular hachas) nos hablan de los nuevos útiles empleados por estas poblaciones.
Poco a poco la población de nuestras tierras va creciendo y asentándose, para cultivar, más y más terrenos.

No obstante, los valles de los Ríos de la Venta y Guadalteba siguen siendo los preferidos durante la siguiente época conocida como Edad del Cobre o Calcolítico que comenzará en torno a los 3000 años A.C.. Los asentamientos, que durante casi todo el tiempo anterior habían sido en cuevas o en pequeñas chozas prácticamente aisladas, ahora empiezan a ser más permanentes y pequeños poblados sedentarios empiezan a verse por muchos lados. Eso sucede con lugares como el Cerro de la Corona o el Poblado que debió existir en las inmediaciones de la Lentejuela.

De todas formas lo más destacable de esta nueva época es la evidencia de las primeras construcciones duraderas de piedra (fenómeno conocido como megalitismo) que, curiosamente, no se utilizarán para vivir sino para todo lo contrario; es decir, para enterrar los muertos, con independencia de que esta función no debió ser la única que tenían estas novedosas estructuras.

Aunque desde hace tiempo conocíamos la existencia del llamado Dólmen de La Lentejuela y de algunas de las formas megalíticas cercanas, sólo desde 2003 y como consecuencia de las actividades de la Asociación Hisn Atiba, hemos podido verificar que en las faldas de la Sierra de la Lentejuela que dan al Valle del Guadalteba existe no ya algunas de estas construcciones funerarias sino que estamos ante toda una necrópolis o cementerio megalítico único, sin lugar a dudas en toda la Zona Central de Andalucía, no sólo por el número de enterramientos sino por lo peculiar de algunas de sus estructuras

El final de la prehistoria, al final de la llamada edad del bronce (que comprendería casi todo el II Milenio A.C. y la primera parte del I Milenio A.C., conoce un auténtico encastillamiento de los pobladores de Teba porque desde este momento sus habitantes, por encima de cualquier consideración, prefieren vivir en lugares altos desde los que se controle mejor el territorio y que les permita una mejor defensa en un mundo de tensiones por el territorio. Ello es así porque, además, en los restos arqueológicos que nos dejaron abundan las armas (puñales, puntas de flecha, etc), señal inequívoca de que los conflictos armados estaban a la orden del día. Lugares como el Cerro de la Horca o Los Castillejos son un claro ejemplo de ello.