XV ANIVERSARIO DEL MUSEO HISTÓRICO MUNICIPAL DE TEBA


MIS RECUERDOS DE LA FORMACIÓN DEL MUSEO (POR GABRIEL HERRERA GONZÁLEZ)

Con estas pocas palabras que me he atrevido a redactar me gustaría que se conocieran las vivencias sobre el trabajo que, en su momento nos llevó, y yo como colaborador, a la puesta en marcha del tan ansiado proyecto por todos los vecinos de la Villa de Teba y que no fue otro que la puesta en valor del Museo Arqueológico de Teba.
Me llena de orgullo y añoranza pensar en los momentos vividos que, junto a otras personas y vecinos del pueblo, pasamos durante gran parte del verano para realizar tan ansiada empresa.
Cuando hablo del Museo de Teba, lo primero que se me viene a la mente es el recuerdo de ver el antiguo Museo o Sala de exposición de piezas que años atrás se atrevieron a montar otros vecinos de nuestro pueblo enamorados de la arqueología. Como museo antiguo era frío y oscuro, pero para mí lleno de valor incalculable. Cada pieza que observaba, en mi corto entender en su momento, me retraía a una época antigua en blanco y negro. Se me pasaban las horas viendo esta sala hasta que me llamaban y me decían que se debía de abandonar el museo. El tiempo pasaba muy deprisa dentro de la sala, a la vez que estanco, para cada una de las piezas expuestas. Cada vez que me podía asomar al Museo me sentía muy agradecido.
Mi afición por la arqueología nació pronto y con tan solo 9 años coleccionaba cerámica del castillo de la Estrella, o hacia excavaciones con mis amigos creyendo encontrar restos humanos o algo de valor. Cada cosa que me encontraba la conservaba como algo fantástico, aunque no tuviera valor, ya que el valor se lo daba yo porque era lo que me despertaba mi afición e interés por la arqueología.
Pasaron los años y me licencié en Historia por la Universidad de Málaga. Recién licenciado tuve la oportunidad de poder trabajar en las obras de acondicionamiento y estudio del material que hoy día forma el maravilloso Museo Arqueológico de Teba, desde pintar las paredes con dos personas que estimo muchísimo como fueron el amigo Francisco Moreno (Pachocha) Q.E.P.D. y José Camarena (igualmente reconozco el gran apoyo y trabajo realizado por Juan Fuentes en su momento), hasta la limpieza y estudio de las piezas que a día de hoy conforman nuestro gran Museo.

-Gabriel Herrera, el primero por la izquierda, junto a José Camarena, Virgilio Martínez, Antonio Morgado y Eduardo García-

Trabajar en este proyecto fue todo un honor; las horas se nos pasaban volando porque hacíamos lo que realmente nos gustaba. Estábamos a primera hora de la mañana y salíamos a deshoras de la noche (casi me cuesta mi noviazgo...), pero me daba igual.
¿Que sentíamos en esos momentos? Lo que sentía era que lo que hacíamos era para la posteridad, se trataba de la puesta en valor de nuestro patrimonio local para el conocimiento, uso y disfrute de todos los vecinos del pueblo y todos los interesados "forasteros" que quisieran conocer nuestra larga y rica historia.
Escuchar a Virgilio, a Eduardo o Antonio era todo un lujo porque lo que se respiraba eran conocimientos sobre todas y cada una de las piezas. Estas tres personas, de gran escuela, fueron pioneros para la puesta en valor de tan ansiado proyecto, les daba igual la hora de irse para sus casas y eso que vivían en Málaga. Disfrutaban como si del pueblo fuesen vecinos.
Los momentos fueron inolvidables, desde poner los pedestales en sus ubicaciones actuales con el "torito” de Paco Enrique, por cierto con gran precisión y cuidado, hasta la llegada de las vitrinas hechas por "Carlos Gómez". Todo era un paso más, pronto veríamos todo colocado, sin olvidar al gran compañero Pachocha con sus ironías y a su vez gran sabiduría. Creo que todo el pueblo estaba volcado con esta hazaña, venía gran cantidad de vecinos a ver las obras y a dar opiniones y conocimientos de lugares del término del pueblo donde habían visto o encontrado restos de diferentes culturas pasadas.
El nerviosismo, por parte de todos los que conformábamos el equipo, era palpable en el ambiente conforme se acercaba la fecha de la inauguración y hasta el mismo alcalde, D. Salvador Peralta (Q.E.P.D.), esperando que se cumpliera el plazo establecido, todos los días nos visitaba para ver los progresos. Nosotros le decíamos: "tranquilo Salvador, llegaremos".
Todos aportamos lo que podíamos, incluso las almendras de la vitrina de cerámica fenicia las trajo mi padre del campo unos días antes, y yo me las llevé para el museo y como eso muchas cosas.
Los momentos previos a la inauguración fueron de total nerviosismo. Recuerdo estar en mi casa, en Teba, el día antes hasta las 4 de la madrugada haciendo los diplomas de agradecimiento para cada uno de los vecinos que colaboró en la puesta en marcha de nuestro Museo. No me importaba; lo hacía porque teníamos la necesidad de que la labor de cada persona debía ser reconocida.

-Descargando los pedestales por la parte trasera del Museo-

Recuerdo que el acto de inauguración fue el culmen de nuestro largo y laborioso trabajo desempeñado por todos y cada uno de los integrantes del equipo, nos sentíamos agradecidos por nuestro pueblo, nos sentíamos observados y admirados por muchos de nuestros vecinos. Todo mereció la pena.
Ha sido una experiencia inolvidable para nuestra vida porque era poner el nombre de Teba por todos los rincones del mundo donde se pudiera y que se conociese nuestro rico y variado patrimonio local. La experiencia que se nos brindó fue de agradecer, estábamos totalmente volcados en nuestra hazaña y mereció la pena formar parte del equipo.
También quisiera que se tuviesen en cuenta a las personas que en su momento dieron y apoyaron en tanto y que, hoy por desgracia nos invaden con su ausencia, D. Francisco Moreno (Pachocha) y D. Salvador Peralta (Alcalde y precursor del proyecto). Me gustaría que cuando rememoremos estos recuerdos, no nos olvidemos de ellos.